Clase
viernes, 9 de octubre de 2009

Y todo lo demás viene después.

No sé si es legal colgar esto aquí (?). Creo recordar que dijimos que podíamos colgar escritos independientes a los trabajos de la asignatura, así que allá voy.
Aviso: si no os gusta el género angst (drama, angustia), os aconsejo que no lo leáis. Porque se podría considerar un escrito un tanto emo, hecho en cinco minutos y metiendo toda la frustración del mundo en un documento word. Y si está escrito en femenino es por razones obvias (me señalo a mi misma, para más inri), pero si os da la gana, podéis cambiarle el género.


Y todo lo demás viene después

¿No os ha pasado alguna vez? Ocurre algo malo. Muy malo. Y todo lo demás viene después. Los estudios, la familia, las amistades, el amor. Y todo es nefasto, horroroso. Tan horroroso, tan horroroso, que no puedes evitar romper a llorar. Y lloras, y lloras, pero los recuerdos siguen taladrándote la mente, y tus sollozos aumentan, y tienes ganas de gritar al mundo lo desgraciada que eres, a pesar de que los demás no lo ven así. Porque para el resto del mundo, tus penas son una exageración. Pueden llegar a compadecerte, pero no pueden llegar a entenderte. Pero es todo producto de tu propio razonamiento. En ese momento te sientes la peor persona del mundo, y no hay nada que vaya a hacerte cambiar de parecer, aunque sepas con certeza que hay miles de personas en peor situación que tú. Pero eso a ti no te importa.

Y lo piensas, una y otra vez.

“¿Por qué soy tan inútil?”
“¿Por qué a los que creía mis amigos me decepcionan tan a menudo?”
“¿Por qué ella y no yo?”

Y los sollozos no cesan, y te duele la cabeza, el pecho, te cuesta respirar, te mareas. Y las lágrimas caen rápidamente.

Unos días después, parece que vas haciéndote a la idea. Te olvidas de los temas negativos, te animas, te ríes. Aparentas no sentirte mal, y en cierto modo es verdad. No te sientes mal, aunque los demás te lo recuerden. Lo que sí te carcome por dentro y te hace sentir desfallecer son los pequeños detalles. Un libro, una canción, una película, una frase, una persona, un nombre. E inconscientemente, buscas aquellos pequeños detalles. Y, aunque te duela todavía más, no puedes evitarlo. El odio necesariamente no trae el olvido, al igual que la tristeza necesariamente no trae el odio.

Y vuelves a recordar aquél hecho malo. Aquél tan malo. Y todo lo demás viene después.

1 comentarios:

Esquince dijo...

Este texto ya es la segunda vez que lo leo y ME ENCANTA. Cómo hablar de algo, cómo hacer sentir algo, sin nombrarlo. Y todo lo demás viene después.

Publicar un comentario