La vida del joven rockero por fin empezaba a cobrar sentido, por fin llegó a él esa tan anhelada relación, esa tan anhelada relación que le trajo lo que le faltaba a su vida, el sentirse querido, el sentir que alguien se desviva por abrazarle, al igual que el con esa otra persona.
Este joven Rockero, necesitaba eso aunque su vida anímicamente hablando no era ni mucho menos mala, tenía a sus amigos, no mucho, pero fieles como pocos, a los cuales debía el haberle ayudado a escapar de un circulo de “amistades” que no era el que le convenía, pero claro, esa necesidad de sentirse amado le podía, y en más de una ocasión le había hecho llorar, ya que llevaba 4 años de bagaje en el amor, 4 años llenos de sendos fracasos y falsas ilusiones, que además se le juntaban con sus dos primeras relaciones, relaciones, muy, muy breves, que lejos de ser felices, le dejaron con la sensación de navegar en días de tormenta, y no solo porqué esas dos relaciones fueran tormentosas, sino porqué también había otra cosa que le entristecía, que le molestaba, que le dolía como una espina clavada en lo más hondo de su pecho, y esa cosa no era otra que sus primeras experiencias con el amor, como el primer beso, las primeras caricias fueran en aquel tiempo, tiempo en el que el destacaba por su tremenda inmadurez. Y es por eso que el recuerda esos años con gran tristeza, ya que sentía que nunca había sentido ni en sus carnes, ni en su interior, ni en su alma lo que realmente aportaba un verdadero amor.
Pero por suerte los tiempos cambian y nuestro joven rockero, tenía una cita con su amada, así pues el joven rockero empezó a arreglarse, y una vez puesto su atuendo, se colocó sus auriculares, de los cuales salían los acordes de Barón Rojo, y bajo estos acordes se dispuso a ir al sitio donde había quedado con su amada, con la intención de por fin, guardar en su interior, buenos recuerdos sobre el amor.
jueves, 22 de octubre de 2009
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1 comentarios:
Ya no es que haya que guardarlos: hay que atesorarlos. Make love, not war...
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