Clase
domingo, 10 de enero de 2010

Dama de Negro

ACTO 1

Escena 1

(Pequeño café parisino del barrio de Montmartre. Llueve. Advertimos la figura de un JOVEN que preside una mesa solitaria. Viste harapos y está algo sucio, aunque es atractivo. Le cae una sutil melena castaña sobre los hombros. Sostiene entre las manos una especie de cuaderno enorme. Parece desesperado. Mientras inspecciona una y otra vez el interior del cuaderno, se le acerca el CAMARERO. Se oye el suave murmuro del gentío y de la radio a lo lejos.)

CAMARERO: Buenas tardes, señor. ¿Qué desea?

(El JOVEN no responde.)

CAMARERO: (Carraspea) Señor. ¿Qué desea? (Después de unos segundos, impaciente, alzando levemente el tono de voz) ¡Señor!
JOVEN: (Desconcertado) ¿Qué?
CAMARERO: ¿Qué desea?
JOVEN: (Se gira desinteresado hacia el cuaderno) Ah. Un café.

(El CAMARERO le observa un instante, hipnotizado por aquello que hay en el cuaderno. El JOVEN se da cuenta y le lanza una mirada desafiante. El CAMARERO sonríe distraído y se va. Entra en el local una mujer escultural. Viste de luto, con una falda por encima de las rodillas. Un exquisito velo negro le difumina el rostro. Se sienta sola, al fondo. Cuando pasa cerca del JOVEN, éste la persigue con la mirada. El CAMARERO la atiende bajo los atentos ojos del JOVEN, que ha dejado el cuaderno sobre la mesa. Cuando el CAMARERO se marcha, la DAMA DE NEGRO dirige su mirada, a través del frío velo opaco, hacia el JOVEN.)

JOVEN: (Aparta la mirada y tira sin querer el cuaderno al suelo) Maldita sea… (Se agacha a recogerlo y ve los zapatos del CAMARERO) Ah sí, el café. ¡Por fin! (El CAMARERO deja el café sobre la mesa, pero no se va) ¿Qué? ¿Propina? ¿Tan pronto?
CAMARERO: No, señor. Es la señorita del fondo. Dice que ella le invita.
JOVEN: (Atónito) ¿Cómo?
CAMARERO: Yo de usted se lo agradecería pero que muy, muy bien. No sé si me…
JOVEN: (Ignorándole) ¿Te ha dicho algo más?
CAMARERO: No, señor.
JOVEN: ¿La conoces?
CAMARERO: No, señor.
JOVEN: ¿No? ¿Cómo, no?
CAMARERO: Pues eso, señor. No la había visto nunca. Y no creo equivocarme: una señorita así no se ve cada día. Ni siquiera si uno trabaja en un lugar como éste.
JOVEN: De acuerdo. Márchate.

(El CAMARERO se va. El JOVEN, totalmente desentendido del cuaderno, mira disimuladamente a la DAMA DE NEGRO. Ella le observa fijamente. Entra en el café un HOMBRE adulto con botas pesadas, pisando firme el suelo. Hace ruido. Ambos se giran y le miran. Viste deliciosamente y sobre su piel translúcida se dibujan dos dagas de hielo surcadas por finas lanzas rubias. Se sienta al lado del JOVEN.)

HOMBRE: (Cruzando las piernas y llamando al CAMARERO con la mano) ¡Buenas tardes!
JOVEN: (Molesto) Hola.
HOMBRE: (Al CAMARERO) Whisky con hielo. (Saca un paquete de cigarrillos y se enciende uno. Al JOVEN) ¿Quieres?
JOVEN: No.
HOMBRE: Tú siempre tan arisco. ¿Cuándo aprenderás a tratar mejor a los demás? Si te ofrecen un cigarrillo, pues lo coges y respondes: ¡muy amable! Y se acabó.
JOVEN: De ti no acepto ni las gracias.
HOMBRE: Oh, bueno. Mientras sólo sea yo el desafortunado… (Se fija en el cuaderno) ¿Y esto?
JOVEN: (Incómodo) ¿Qué?
HOMBRE: ¿Cómo que qué, mal educado?
JOVEN: … Un cuaderno.
HOMBRE: Y, ¿se puede saber para qué quieres tú un dichoso cuaderno de artista fracasado?
JOVEN: Quizás porque soy un artista fracasado.
HOMBRE: Tú lo que eres es un imbécil fracasado con aires de grandeza. (Enfadado) ¡Y mi whisky!
JOVEN: ¿No había que tratar a la gente con delicadeza, papá?
HOMBRE: (Le mira, receloso) ¡CAMARERO, el whisky!

(De mientras, la DAMA DE NEGRO ha terminado, ha dejado el dinero sobre la mesa y camina hacia la salida. Se detiene ante la mesa del JOVEN.)

DAMA DE NEGRO: (Al JOVEN) ¿Dónde y cuándo puedo encontrarte?
JOVEN: (Nervioso) ¿Encontrarme? Pues, esto… no sé… en cualquier lugar… yo…
HOMBRE: (Interrumpiéndole) ¿Qué es lo que desea una señorita tan hermosa de un pardillo como éste? Soy su padre y haré todo lo que él haga mil veces mejor. Habla la voz de la experiencia, preciosa. No se arrepentirá.
DAMA DE NEGRO: (Cortante) No.
JOVEN: Aquí mismo.
DAMA DE NEGRO: Mañana a la seis.
JOVEN: (Repitiéndolo para sí mismo) A las seis…
HOMBRE: ¡Mujer! ¡No sea ridícula!
DAMA DE NEGRO: (Indignada) ¿Qué?
HOMBRE: ¿Para qué demonios quiere a este perdedor?
DAMA DE NEGRO: ¿Así habla un padre de su hijo?
HOMBRE: Que sea mi supuesto hijo no quita el hecho de que se trate de un perdedor.
DAMA DE NEGRO: (Dudando) El CAMARERO. Él me lo ha dicho.
HOMBRE: ¿Le ha dicho el qué?
DAMA DE NEGRO: (Mirando al JOVEN) Lo que ha visto en su cuaderno.
JOVEN: (Desconcertado) ¡¿Qué?!
HOMBRE: (Riéndose) ¡Estúpido!
DAMA DE NEGRO: ¡Cállese, adefesio!
HOMBRE: ¿¡Adefesio!? ¡¿Qué es lo que hay allí para que se atreva usted a llamarme adefesio?!
DAMA DE NEGRO: …Es…
HOMBRE: ¿El qué?
DAMA DE NEGRO: …Es Dorian Gray.
HOMBRE: (Extrañado) ¿Quién?
DAMA DE NEGRO: (Al JOVEN) A las seis. Recuérdalo. Te necesito.

(La DAMA DE NEGRO se va. Con ella, las luces del café se atenúan. Oscuro. El murmullo de la radio aún se oye después de unos segundos de oscuridad, y se extingue… Silencio.)

2 comentarios:

Anuskie AneUno dijo...

WAAAAAAAAAAAAAH!!!!
Mei quina guapada d'obra! :D

No m'esperava de cap manera aquest final, boníssim!
Molt original, i ja saps que a mí em va agradar molt "El retrato de Dorian Gray" :P

Mei dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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